No podemos silenciar la alarma demográfica

La alarma suena nuevamente en Puerto Rico: un 2% menos de población en dos años, con municipios del área sur perdiendo sobre el 7% de su población en ese período. ¡Es hora de actuar! Tenemos que dejar de silenciar la alarma demográfica de Puerto Rico y buscar soluciones para frenar el éxodo de puertorriqueños y aumentar la natalidad.

Una de las prioridades tiene que ser impulsar nuestra economía.  Apoyar a los emprendedores locales y buscar formas de crear empleos, sobre todo en el área sur y suroeste, será fundamental.  Una economía sólida atraerá inversión y oportunidades para todos.  Los jóvenes necesitan ver oportunidades de crecimiento y éxito en su tierra natal.  De lo contrario, será casi imposible mantenerlos en la isla.

Además, resulta crucial abordar las consecuencias de los desastres naturales que han azotado nuestra isla.  La reconstrucción de las áreas afectadas, junto con la garantía de viviendas seguras y resistentes para nuestras familias, permitirá enfrentar de manera más efectiva los desafíos que se avecinan en el futuro.  La inversión en una infraestructura sólida y resiliente es esencial para asegurar un entorno estable y seguro, en el que la población pueda prosperar y desarrollarse sin temor a catástrofes imprevistas.

Por último, necesitamos incentivar el aumento de la natalidad en la isla, y para ello es crucial proponer políticas gubernamentales que apoyen a las familias con hijos, con mayores y mejores beneficios fiscales y acceso a servicios de cuidado infantil de calidad.  Además, la igualdad de oportunidades es otro aspecto fundamental. Trabajar para garantizar que mujeres y hombres tengan las mismas posibilidades de éxito en el ámbito laboral y familiar ayudará a construir una sociedad más justa y equitativa.  Todos merecen la oportunidad de desarrollarse plenamente en sus vidas.  Esto puede marcar una diferencia significativa en la decisión de tener más hijos.

Puerto Rico nos necesita, y todos podemos aportar nuestro granito de arena.  No podemos rendirnos y seguir apretando el botón de silencio de la alarma demográfica.  Es momento de unirnos y trabajar juntos por un futuro próspero, lleno de oportunidades y esperanza.